sábado, 18 de enero de 2014

La Salvación se puede perder


En el cristianismo, hay dos doctrinas que las iglesias enseñan respecto a esta cuestión. Una de ellas es llamada la "perseverancia de los santos" o la idea de que si una persona llega a recibir a Cristo y ser salva, esa persona siempre será salva, aunque se aparte por años, o se aleje de Dios por años, o aunque regrese al pecado. Esta doctrina antibíblica se fundamenta en interpretaciones de la Iglesia Reformada, fundada en enseñanzas tanto de Juan Calvino como de Martín Lutero. 

Otra interpretación teológica indica que hay pruebas bíblicas de lo contrario: que la salvación sí se puede perder si la persona no persevera en la fe activamente y con su libre albedrío. 

David enseñó a Salomón que si nosotros abandonamos a Dios, Dios también nos abandonará.

Los creyentes que siguen pecando deliberadamente (voluntariamente) y mueren sin arrepentirse serán juzgados duramente y no serán perdonados por Dios.

Muchos calvinistas enseñan que no hay que esforzarse en nada para la salvación. Jesús enseñó lo contrario: que debemos esforzarnos, porque muchos querrán entrar y no podrán. 

Jesús enseñó que la Palabra de Dios a veces cae en el corazón de algunas personas que sí creen por un tiempo, pero luego se apartan.

Jesús profetizó que en los últimos tiempos, el amor de muchos creyentes se enfriaría y éstos se apartarían. 

Jesús habló de esto en la parábola de las vírgenes. Todas estaban esperando al esposo (todas eran creyentes), pero algunas no estaban preparadas con el aceite (no estaban llenas del Espíritu Santo), y por esto mismo serán dejadas fueras.

Jesús habló en una parábola de un hombre que logró estar frente a la boda del Señor, pero no estaba preparado para la boda (su vestidura no estaba limpia sino sucia). El Señor mandó que lo sacaran y lo echaran fuera al crujir de dientes.

Jesús habló de muchos que en aquél día creerán que irán al cielo porque profetizaban en el nombre de Jesús, hacían milagros y echaban fuera demonios (eran creyentes) pero nunca se arrepintieron (no dejaban de hacer maldad, no hacían la voluntad de Dios).

Jesús habló de algunos que creerían que irían al cielo por haber andado en los mismos lugares que otros creyentes, pero Cristo los desconocerá por completo. 

Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento hablan de perros y puercos limpios que regresan a su lodo (símbolo del que alguna vez creyó y fue limpiado, pero luego regresó a la vida de pecado voluntario).

Cristo habló de demonios que regresan a personas que ya estaban limpias.  

Cristo advirtió a sus discípulos que no debían ser como la esposa de Lot, o de lo contrario terminarían como ella. 

Pablo dijo que Él se cuidaba a sí mismo porque tenía temor de Dios y no quería ser reprobado. 

Pablo enseñó que todos los que desobedezcan el Evangelio serán echados en llama de fuego. 

Las advertencias bíblicas del Libro de Apocalipsis contra las Iglesias de Pérgamo son una invitación a que diversos tipos de creyentes se arrepientan, o de lo contrario, serán juzgados y vomitados del cuerpo del Señor.